La cuestión de género y la diversidad sexual es una cuestión que nos incumbe a todxs y desde la Niñez hasta la llamada Tercer Edad. Los referentes ideales que proclama el pensamiento hegemónico nunca han existido realmente. Ideas que nos vienen esclavizando, prohibiendo, des-humanizando. Desde los comienzos de la Baja Edad Media en adelante la configuración panóptica del control sobre, en y desde los cuerpos se ha venido reproduciendo en cada institución social. El disfrute y goce de los sexos se convierte progresivamente en algo oscuro, tendencioso, y sólo reservado legítimamente para determinados tipos de actores y en determinadas circunstancias. Desestimadas las diversas alteridades, nace el «orgullo» de ser en plenitud, deseo silenciado y blasfemado. El Orgullo no es arrogancia, ni vanidad, las palabras suelen jugarnos malas pasadas si antes no tenemos en cuenta el contexto (!). Parafraseando a Theodore Zeldin, la Humanidad se volvería inmensamente rica si se dispusiera a contar cuáles son sus más profundos deseos, compartiendo sueños y experiencias, el sexo, la sexualidad y nuestras relaciones en general se revitalizarían de tal manera que cambiaría el mundo de manera insospechada; porque somos Hijxs de la Diversidad:
#Pride2016
Imagen: fotolog.com
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De acuerdo con lo que dices. En la medida en que los deseos fluyan de forma libre, una nueva esperanza se abrirá en el mundo. ¡Abrazote!
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